SER
BRUJA (PARTE I)
Ser bruja no es nada sencillo.
Por un lado es esa constante felicidad
de vivir conectados a un “algo” que nos habla, que nos susurra ideas y
palabras… y por otro es la tristeza de no poder compartirlo con nadie ya que
cuando lo comentas se burlan o te mandan al psiquiatra…
La palabra bruja es usada
peyorativamente como sinónimo de gente mala ya que el estereotipo creado por
quienes las persiguieron, castigaron y quemaron, permanece aún vigente en el
colectivo humano, reforzado por los cuentos y filmes en donde la bruja es
siempre la villana.
El mundo está lleno de brujos y brujas…
vivimos ocultos entre el trabajo, los aconteceres de la vida, nuestra pasión
por el arte, encuentros con la naturaleza, lecturas de sabios maestros y la
melancolía de otros tiempos, otros espacios… otras vidas.
Ser bruja es llevar la magia en el
corazón. Creer que existe otra vida más allá de lo que nos muestra la
tridimensionalidad. Es “sentir” que hay mucho más que los que nos dicen los
adultos que hay que ir a la escuela, estudiar, tener pareja, reproducirse,
trabajar, escalar posición y… morir.
Una verdadera bruja escucha los compases
del viento y se deja envolver por la brisa mientras recibe apasionados besos
del Sol… Despierta con el cantar de los pájaros y abraza los amaneceres
sonriendo…
Una bruja se baña desnuda en el los
ríos, canta a coro con el mar y siempre baila porque vive en un eterno estado
de gratitud y alegría …
Una bruja real no se queja. Acepta lo
que la vida le entrega porque intuye, sabe que detrás de cada experiencia o
persona que entra en su vida hay todo un aprendizaje.
Una bruja de tomo y lomo vive tan
conectada con el todo que sabe que le bastará con que desee algo para que el
Universo le responda: “tus deseos son órdenes” y lo tendrá… Por eso una bruja
de verdad es paciente…
Una bruja de este tiempo no se esconde
detrás de máscaras o maquillajes ni se deja arrastrar por modas o estilos. Es
fiel a su esencia y aunque sabe que no encaja en este mundo, crea su propio
espacio y vive a plenitud.
Una bruja verdadera jamás te dirá que lo
es, pero lo notarás en su mirada… Sus ojos están llenos de titilantes lucecitas
de colores y su sonrisa es siempre verdadera. Puede que de entrada no te
parezca muy simpática ya que no busca agradar… pero cuando la conoces y
percibes la calidez de su alma encuentras ahí un hogar. Cuando visites su casa
verás que la mayoría de las cosas fueron creadas, confeccionadas y decoradas
por ella misma ya que una bruja lleva tantas encarnaciones y conserva la
memoria de haber realizado diferentes oficios. No te ofrecerá gaseosas ni
pizzas pero te preparará un jugo con los frutas de su huerta, un té de su
propia mezcla y batirá con amor para ti un pan de nuez…
Una bruja no estará pendiente de
telenovelas ni perseguirá el acontecer noticioso. Su atención vive puesta en el
interior y sus distracciones con el afuera serán para crear preciosos objetos,
arreglar su hermoso y florido jardín repleto de hierbas sanadoras, observar
maravillada a los astros, crear algún ritual para conversar con las Hadas...
hacer largas caminatas con un amigo, mimar a sus seres queridos, meditar y
bailar muy apretado con las gotas de lluvia.
Ser bruja no es cosa de hacer pócimas ni
atraer amores, es el trabajo consciente de mantenernos despiertas y conectadas
a la Fuente ya que ese es el único poder existente.
Las brujas de verdad no te atan, no te
encarcelan a ellas ni te convencen de que sigas sus consejos… por el contrario,
te mostrará diversas opciones pero te permitirá decidir desde tu corazón porque
ante todo respetan el camino de cada uno de los seres que se cruzan en su
camino y eso incluye todos los reinos porque respetaran tanto –en mi caso más
aún– a los animales y plantas como a los humanos.
A veces “ser bruja” resulta muy
divertido, pero eso es algo que les contaré en un siguiente post porque no
quiero alargar demasiado este…
Ahora me despido con este regalo:
Brujear no es condenar ni maltratar
Brujear por la vida es investigar
incansablemente
Descubrir todas las verdades
Conocer tu alma y la de los demás
Dejar siempre una huella a tu paso
Brujear es saber cantar, bailar y amasar
el pan.
Es dar amor a todo lo que tocas.
Es hacer un ritual de gratitud cada
mañana al levantarse
y otro al momento de acostarse.
Es rociar de dulzura la vida de los demás
Es conocer muchos secretos y no
revelarlos.
Es conocerte, aceptarte, amarte y
valorarte.
Es saber decir “no” cuando no quieres
Es atreverte a vivir desde el corazón.
Es escuchar con atención y hablar con
pasión.
Es tener un jardín, un gato, varios
perros, muchos pájaros
y poder hablar con todos ellos…
Ya ves que ser bruja no es nada sencillo…
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